3º Borrador

Jul 15, 2020

Acuerdo de Glasgow:
El compromiso climático de los Pueblos

El enfoque institucional utilizado por los gobiernos, organismos internacionales y todo el sistema económico para enfrentar la crisis climática, está fallando en mantener el calentamiento global por debajo de 1.5 o 2°C para el 2100. Este enfoque institucional fue construido para fallar en el cumplimiento de los objetivos y crear una ilusión de acción climática mientras que las medidas decisivas están siendo retrasadas y la emisión de gases invernadero continúa aumentando. Los principales acuerdos institucionales sobre cambio climático, como el Protocolo de Kioto y el Acuerdo de París, no han logrado la reducción de las emisiones globales de gases de efecto invernadero requeridas para detener el impacto del cambio climático. El Acuerdo de París es solo un procedimiento y no será capaz de lograr su propia meta de prevenir las peores consecuencias del cambio climático.

Cientos de gobiernos, municipios y organizaciones han declarado una emergencia climática. Protestas masivas en las calles de todo el mundo han demandado, en repetidas ocasiones, justicia climática y cumplir con el consenso científico de reducir al 50% de las emisiones de gases invernadero antes de 2030. Este poderoso movimiento de justicia climática necesita nuevas herramientas para afrontar estas contradicciones fundamentales y revertir la narrativa global, de la impotencia institucional al poder social.

Como tal, las organizaciones y movimientos sociales firmantes asumen:

  1. La necesidad de reducir, colectivamente, las emisiones de gases invernadero, tomando la responsabilidad en sus propias manos y abandonando el enfoque institucional como la única vía de acción- es decir, las negociaciones con gobiernos y con las Naciones Unidas.
  2. La no cooperación económica y política así como las intervenciones no violentas, en particular, la desobediencia civil, son las principales herramientas para cumplir el Acuerdo de Glasgow. En este contexto la desobediencia civil es definida como la desobediencia a las leyes expresada de forma pública, no violenta, justificada, y con un propósito específico, dirigida a los gobiernos, empresas e infraestructuras públicas y privadas, que pretende ser utilizada como último recurso, debido a que las acciones pasadas nos han demostrado que el poder político y económico se ha mostrado obstinado e indiferente respecto a la crisis global del medio ambiente. Interpretamos la desobediencia civil como una táctica colectiva utilizada con sinceridad y convicción moral, que busca la justicia entre personas libres e iguales, y que consiste en la elección cuidadosa de acciones utilizando medios legítimos y noviolentos. Nos mantendremos receptivos y responsables de nuestros actos de desobediencia civil y actuaremos en solidaridad con aquellos que enfrenten represión o consecuencias legales por sus acciones dedesobediencia civil. Debido a la emergencia climática y ecológica en curso, estamos convencidos de que el delito es no actuar y nos consideramos responsables si fallamos en cambiar las leyes que establecen, protegen o reproducen el colapso de nuestras condiciones materiales ambientales globales.
  3. El marco político para estas reducciones y para la acción climática es el de la justicia climática, definida como: La justicia climática es una demanda social y política que aboga por la redistribución del poder, el conocimiento y el bienestar. Propone una nueva noción de prosperidad dentro de los límites naturales y la distribución justa de recursos, abogando por una verdadera conexión entre los sistemas de conocimientos tradicionales y occidentalizados. Pide una ciencia pública y participativa para abordar las necesidades de la humanidad y de la tierra, en particular, para detener la crisis climática. A este respecto:
    • Reconoce la interdependencia de todas las especies, afirma la necesidad de reducir con el objetivo de eliminar la producción de gases de efecto invernadero y contaminantes locales asociados;
    • Reconoce e integra la economía de la atención en la vida cotidiana, con la responsabilidad compartida de las personas, independientemente de su identidad de género, de las actividades de cuidado y manutención, tanto dentro de los hogares como en la sociedad - la justicia climática pone la vida en el centro;
    • Percibe la economía como un subsistema del medio ambiente, defendiendo la planificación democrática basada en necesidades reales, sustituyendo la opresión, la imposición y la apropiación de la cooperación, la compasión y la ayuda mutua;
    • Defiende una transición justa para los trabajadores actualmente empleados en los sectores que necesitan ser desmantelados, reconfigurados o reducidos, proporcionando sustento a estos trabajadores en diferentes economías y sociedades. Esta transición debe basarse en la equidad y la justicia, reparar los daños del pasado y asegurar los medios de vida de los trabajadores y las comunidades en el futuro, abordar el necesario cambio de una economía extractiva a una sociedad segura para el clima, para construir poder económico y político para una economía regenerativa;
    • Significa recuperar el conocimiento de las comunidades indígenas, promoviendo los efectos beneficiosos de la actividad humana pragmática, sobre los ciclos de vida y los ecosistemas;
    • Defiende la introducción de la reparación de las comunidades y los pueblos en la primera línea del colonialismo, la globalización y la explotación, reconociendo que hay una deuda histórica y una deuda ecológica que debe pagarse al Sur Global, y que es necesario detener el origen de dichas deudas;
    • Se opone a la soberanía del capital, entendiendo que el capitalismo es incompatible con los principios del sistema de vida;
    • Rechaza el capitalismo verde y el extractivismo, que es una forma de producción basada en la extracción cada vez mayor de materiales y excedentes con desprecio por todos los impactos en el medio ambiente y la sociedad.
  4. La producción de un inventario de los principales sectores e infraestructuras emisoras de gases de efecto invernadero, así como futuros proyectos de los mismos en cada país. Este inventario será difundido estatal e internacionalmente, señalando los nombres listados como objetivos prioritarios de cierre.
  5. La definicion de estrategias propias, locales estatales para detener tanto los sectores e infraestructuras que más gases de efecto invernadero emiten a escala nacional como los nuevos pro ectos, as como la petici n de apo o a otras organi aciones miem ro del cuerdo de Glasgow (estatal e internacionalmente);
  6. El apoyo a otras organizaciones miembros del Acuerdo de Glasgow con herramientas para lograr los objetivos de este acuerdo.

El Acuerdo de Glasgow entrará en vigor cuando al menos 400 (?) organizaciones y movimientos sociales de 50 (?) países en todos los continentes lo hayan firmado.


Notas:

Las indicaciones sobre las reducciones necesarias a nivel nacional estarán basadas en metodologías como Climate Equity Reference, Climate Fair Shares o el Paris Equity Check, las cuales proponen contribuciones nacionales igualitarias fundamentadas en emisiones históricas y en la capacidad de los países.

Transcurridos dos meses tras la firma, todos los miembros del Acuerdo de Glasgow habrán producido el primer inventario nacional de nuevos proyectos y de los mayores contaminadores con un orden de prioridad en cuanto a la clausura de los mismos. En cada país los miembros del acuerdo producirán un listado de forma colectiva. Esta información estará centralizada y será pública en la página web pública del Acuerdo de Glasgow, y será comunicada a todos los miembros. Esta página web también recibirá las peticiones de apoyo y asistencia de todas las organizaciones que lo requieran.

Habrá una plantilla común para este inventario.


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